“La incógnita que queda en el aire, es si este movimiento trascenderá más allá
de la figura de Javier Sicilia o simplemente morirá”.
Por Gabriel Infante
Carrillo
El
terrible estado en que se encuentra el país hoy en día amerita, sin lugar a
duda para que haya un surgimiento social pacífico, y no sólo por la espiral de
violencia a causa de la fallida guerra contra el narco, sino también por la
pobreza y desigualdad social; el desempleo; la corrupción en las instituciones
de gobierno; el deplorable sistema de impartición de justicia y la falta de
oportunidades para la gran mayoría de los jóvenes. El hartazgo de la sociedad
mexicana es eminente y generalizado, pero hay algo que esta frenando a que se
dé.
Así
como ocurrió en el emblemático año 1968, donde surgieron diversos
movilizaciones juveniles en el mundo tales como en: Estados Unidos para
protestar contra la guerra de Vietnam, el Mayo Francés y el movimiento
estudiantil del 68 en México, que terminó con una masacre el 2 de octubre de
ese año; todas tenían el mismo común denominador, crear un cambio. La llamada
primavera árabe y la revolución española fueron los jóvenes nuevamente los que
impulsaron las movilizaciones masivas en las calles y plazas para demandar un
cambio sustancial, en el caso de los países árabes, es el derrocamiento de los
regímenes totalitarios dictatoriales para transitar a la democracia. En el caso
español, es para exigir un cambio en el sistema político – económico causante,
dicen, de la terrible crisis económica que aqueja al país ibérico, y que miles
de españoles, especialmente los jóvenes se encuentra en situación de desempleo.
La
situación de la mayoría de los jóvenes mexicanos no es muy distinta de aquellos
jóvenes árabes y españoles que salieron o están en las calles y plazas de sus
respectivas ciudades demandando un cambio real. En México hay siete millones de
jóvenes que están dentro de lo que las autoridades catalogan como “Ninis” (los
que ni trabajan ni estudian), término que me parece francamente indignante. En
lugar de que el Estado y la sociedad trabajen para revertir esto —a pesar que
han reconocido que es el sector de la sociedad más vulnerable, ya que corren el
riesgo de caer entre las garra del crimen organizado—son marginados. No se les toma en cuenta; no se les da la palabra; no se
les pregunta que es lo que ellos quieren y necesitan, están completamente
subestimados y la sociedad en general los tiene en un concepto completamente
erróneo. Sin duda los jóvenes tiene mucho por que protestar, alzar
su voz y ser escuchados, pero esta indiferencia, quizá sea la razón por la cual
la gran mayoría no les interesa la política ni involucrarse a causas sociales.
Por esta razón, veo difícil que en México surja una movilización social
impulsada por la juventud.
Al término del mitín en el Zócalo el 6 de abril de 2011
En
los últimos años he sido testigo de dos marchas multitudinarias, previas a las
encabezadas hoy por el poeta Javier Sicilia. La primera de estas se llevó acabo
el 27 de junio de 2004, en la cual, según cifras de la prensa, cuatro millones
de mexicanos salieron a las calles a decir basta de la inseguridad y el
secuestro y para exigir a las autoridades penas más severas, fue un hecho sin
precedente en México. Poco más de cuatro años después se dio la denominada mega
marcha ‘Iluminemos México” que se llevo acabó el 30
de agosto de 2008, y que se dio tras el secuestro y asesinato del hijo de 14
años del empresario Alejandro Martí, que escandalizó a la sociedad mexicana.
Cabe destacar que ambas marchas fueron convocadas por organizaciones
ciudadanas, por lo cual tuvieron mucha atención mediática, pero no lograron que
se diese algún cambio significativo, razón por la cual nos encontramos en la
situación actual.
Para
desgracia de la ciudadanía, las llamadas organizaciones ciudadanas, aquellas
que lograron movilizar a millones de mexicanos y cuya razón de ser, es dar voz a
los ciudadanos, en especial a las víctimas de la delincuencia, fueron
corrompidas por el gobierno, en especial aquellas que destacaran por ser
críticos de las políticas y estrategias federales, al ofrecerles recursos,
prebendas o cargos públicos para acallar cualquier descontento, como asegura el
activista y ex presidente de la organización México Unido Contra la
Delincuencia, Eduardo Gallo, en una entrevista dada al semanario Proceso,
publicada en el número del 8 de mayo de 2011. Como una muestra de esto, ninguna
de dichas organizaciones respaldaron la marcha masiva del 8 de mayo convocada
por el poeta Sicilia, por considerarla como la “mayor manipulación política
de la violencia e inseguridad para atacar al presidente Felipe Calderón y
responsabilizar a los militares”, ya que tenían presuntas sospechas que la marcha estaba apoyada por el
gobierno de la Ciudad de México y por algunos medios de comunicación. Pero sin
lugar a duda, la razón principal para no respaldar al movimiento es el discurso
y las demandas expresadas en la manifestación del 6 de abril entre las que
responsabilizan al gobierno por la espiral de violencia, y la exigencia de que
se cambie la estrategia de la narco guerra, algo que estas organizaciones no
comulgan.
Lamentablemente
los mexicanos estamos muy acostumbrados a tener líderes, esperar a que alguien
nos convoque, nos motivé y nos guié, y creo que eso ha sido un gravísimo error.
Hoy todos estamos siguiendo a Javier Sicilia y mañana ¿a quién seguiremos? No
me mal interpreten, aplaudo el movimiento encabezado por el poeta mexicano, que
convirtió su tragedia personal en un movimiento nacional que despertó las
conciencias de muchos y sobre todo muchas de las víctimas anónimas que eran
sólo un número más en las estadísticas, ahora tienen nombre y rostro.
Sin embargo, la incógnita que queda en el aire, es ¿si este movimiento
trascenderá más allá de la figura de Javier Sicilia o simplemente morirá? Debemos
tener presente que la características principales de las movilizaciones
sociales en el mundo árabe y la denominada revolución española se debió a que
se dieron de forma espontánea, sin líderes, sin protagonismos, se organizaron a
través de las redes sociales y salieron a la calle para hacerse escuchar, y que
al menos en el caso de Túnez y Egipto lograron su objetivo. En cambio, aquí en
México circula miles de expresiones a diario a través de Twitter en el que
sugieren seguir el ejemplo de éstas, pero no pasa más allá de eso. ¿Qué es lo
que nos esta impidiendo dar ese gran paso? ¿Acaso el miedo nos invade? ¿Será
que tenemos la falsa creencia que una movilización respaldada por una
organización o una figura pública es más legitima que la convocada por ciudadanos
de a pie? Sea cual se la razón, si realmente todos los mexicanos deseamos un
cambio real en el país debe surgir de nosotros los ciudadanos, y no de
organizaciones ciudadanas, al fin al cabo éstas tienen de antemano una agenda
política e intereses que les hizo optar por alinearse con el gobierno en lugar
de velar los intereses de los ciudadanos.
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Eduardo Gallo, Egipto, Javier Sicilia, juventud, Mexico, Ninis, protesta, revolución española, Túnez, violencia
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Comentarios
esos puñetos de no + sangre son puros hippies chilangos buenos para nada, ni viven la violencia ni dejan que nos protejan, que maten y sigan muriendo delincuentes, eso es lo unico que pedimos, y si no les gusta vengan para aca, haber si no lo desean en menos de una semana...
hippies de mierda