Ingobernabilidad igual a justicia por propia mano

"Estamos si duda, ante un gobierno que ha sido rebasado por completo por la criminalidad, o peor aún de un Estado que no actúa en consecuencia de su complicidad con ésta".

Por Gabriel Infante Carrillo

Hace algunos meses señalaba que México estaba a punto de ser un país ingobernable, o en todo caso, si es que ya estábamos en esa situación. Las cifras de ejecuciones a raíz de la llamada guerra contra el crimen organizado sigue en aumento. En el mes de octubre, Milenio Televisión contabilizó 840 muertes mientras que en septiembre fueron 822, y lo que va del sexenio ya supera las 15 mil ejecuciones. Felipe Calderón sigue testarudo en continuar con la estrategia, —¿ si es que podemos llamarla así?, que emprendió en diciembre de 2006, y que no se ha visto hasta las fecha que haya habido algún avance. A lo largo de tres años, el presidente Calderón ha convertido al país en un campo de batalla, y sobre todo en ciudades como Ciudad Juárez y Reynosa, por mencionar algunas, la población se ha visto envuelta en medio de balacera entre la fuerza pública y los carteles de la droga en plena luz del día, y en Morelia ésta ha sido carne de cañón.

En el pasado han habido diferentes caso donde la población ha tomado justicia por propia mano, como el caso de Tláhuac en el 2004 y el reciente caso de los cinco jóvenes adolescentes torturados en Tepic. Sería demasiado obvio preguntarnos ¿cómo es que hemos llegado a tal extremo? No cabe duda alguna, que estas acciones es un signo claro del hartazgo de la ciudadanía, fruto de la incompetencia del Estado para enfrentar, no sólo el crimen organizado, sino también a la delincuencia común. Estamos si duda, ante un gobierno que ha sido rebasado por completo por la criminalidad, o peor aún, de un Estado que no actúa en consecuencia de su complicidad con ésta.

Hace más de una semana, el nuevo alcalde del municipio de San Pedro Garza García, — el municipio más rico del Estado de Nuevo León—, Mauricio Fernández Garza, anunció durante su discurso de toma de protesta, que fue ejecutado el secuestrador y narcotraficante, Héctor “El Negro” Saldaña — supuesto operador de los hermanos Beltrán Leyva —junto con otras tres personas en la Ciudad de México con cuatro horas de antelación antes de que la policía capitalina encontrara los cuerpos. Así mismo también señaló que tomará atribuciones que no le corresponde para combatir al crimen organizado, al crear un “grupo de inteligencia y limpieza”, dicho de otra forma “escuadrón de la muerte”. A lo largo de la semana Mauricio Fernández Garza ha cambiado las versiones de cómo supo de la muerte del Negro Saldaña antes que las autoridades correspondientes, por lo que ha generado suspicacia de que la muerte de éste tuvo que haber algún tipo de implicación del alcalde, sin embargo, hay que esperar a las conclusiones de la investigación

La insistencia del alcalde panista, Mauricio Fernández Garza de combatir por cuenta propia la delincuencia organizada en su municipio, sin importarle si se sale del marco legal, al hacer uso de los grupos de combate que pretende crear, puede ser visto para muchos cómo una única alternativa ante la falta de resultados de la guerra que emprendió el gobierno, y que parece no tener rumbo. Sin embargo, se ha demostrado que la creación de estos grupos de combates, escuadrón de la muerte o paramilitares, como quieran llamarlo, han resultado ser contraproducentes para la sociedad, por lo que es mejor seguir insistiendo en fortalecer el estado de derecho en lugar de andar haciendo justicia por mano propia por las calles.

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