¿Ciudadanos mejores criminólogos que la policía?

"...vergüenza les debiera dar a las autoridades, que los ciudadanos tengan que hacerles el trabajo, y éstos siguen cobrando su salario al ciudadano por no hacer absolutamente nada".


Por: Gabriel Infante Carrillo

Columnista

Un joven periodista que estaba a punto de publicar un libro de investigación periodística y un amplio reportaje sobre tráfico de mujeres y prostitución, fue asesinado junto con su novia, una criminóloga, que estaba a punto de presentar su tesis sobre el mismo tema. Esa misma noche también fue asesinado un reconocido abogado, aunque la policía dio cuenta de esto unos días después. Mientras que la policía se centra en localizar y arrestar a una joven mujer de 26 años, cuyas huellas dactilares fue encontrada impregnada en la arma de fuego con la que se cometieron los asesinatos; el periodista estrella de una reconocida revista — en la que el periodista asesinado iba a publicar su libro y reportaje —convencido que las implicaciones del crimen se debe al trabajo periodístico de su colega, decide investigar los asesinato por su propia cuenta, centrándose en las fuentes y personajes que éste iba a denunciar en el libro. A medida que la policía conocía más sobre la presunta asesina, las piezas del rompecabezas para encontrar un móvil lógico de los asesinatos no encajaban, por lo que hizo que la investigación se estancará. Mientras tanto, el periodista se apoya de forma indirecta con una joven investigadora, cuyos conocimientos en informática, sus habilidades de razonamiento y su astucia permitió encaminar al periodista a dar con los verdaderos autores intelectuales y materiales de los crímenes, a la cual pertenecen a una organización criminal dedicada al tráfico de mujeres y prostitución, en la que se ven involucrados un periodista, un ex policía y el abogado asesinado. Estos eventos ocurren en Suecia, pero en el segundo tomo de la trilogía Millennium, "La Chica que soñaba con un cerillo y un galón de gasolina", del periodista y escritor sueco Stieg Larsson.

El argumento de esta novela se asemeja un poco a lo que ocurre hoy en día en México sobre el tema del secuestro y como las autoridades policiales se conducen en sus investigaciones para rescatar o llegar a recatar a las víctimas de este flagelo y detener a los miembros de las bandas de secuestradores. Las únicas diferencias entre la policía sueca ilustrada en la novela con la policía mexicana, es que la primera es sumamente metódica, por lo que les impide ver un panorama más amplio que les permita abrir otras líneas de investigación, y que a pesar de su razonamiento: arma de fuego + huellas dactilares = asesino material, es sumamente lógico, pero no siempre significa que las huellas pertenezca al individuo que jaló el gatillo, factor que hace ver a la policía sueca algo ingenua. En el caso de la policía mexicana: La Sub-procuraduría de Investigación y delincuencia Organizada (SIEDO), la hoy extinta Agencia Federal de Investigación (AFI) y el ministerio público, existen, en mi punto de vista, tres factores fundamentales que les impiden hacer un buen trabajo de investigación criminológica. En primer lugar carecen de metodología de investigación, que es evidente ante los ojos de todos, ya que a cada rato la prensa exhiben las tropelías competidas por éstos; segundo lugar la burocracia, y en tercer lugar la corrupción y complicidad de algunos elementos de la policía con le crimen organizado.

La semana pasada sorpresivamente la Secretaría de Seguridad Pública anunció y exhibió ante los medios de comunicación a miembros de la banda de secuestradores “Los Petriciolet” que confesaron de haber secuestrado y asesinado al hijo del empresario Alejandro Martí y a miembros de la banda de los “Rojos”, que secuestraron y asesinaron a la hija del empresario deportivo y ex director de la Comisión Nacional del Deporte (CONADE) durante el gobierno de Vicente Fox, Nelson Vargas. Ambos secuestros convulsionaron a la sociedad mexicana.

En el caso particular del secuestro de Silvia Vargas Escalera, encuentro cierta similitud con la novela, debido a que Nelson Vargas, a falta de resultados por parte de las autoridades policiales, empezó hacer sus propias indagaciones, incluso contrato a un investigador privado, que aparentemente tampoco dio resultados, sin embargo, pudo determinar que el hermano de su chofer pertenece a la banda de los “Rojos”, por lo que dio aviso a las autoridades y les sugirió que por allí deberían enfocar la investigación. Sin embargo, la policía hizo caso omiso y determinaron que no había suficiente evidencia para vincular dicha banda, por el contrario, las autoridades se apoyaron de una clarividente para localizar supuestamente el sitio en donde se encontraba en cautiverio, lo cual fue una perdida de tiempo. A siete meses de haber encontrado el cadáver de Silvia Vargas Escalera, los encabezados de la prensa mexicana en la primeras planas fue: Nelson tenía razón.


Este caso no es el único donde se demuestra la eficacia y la capacidad de investigación por parte de los familiares de las víctimas para rescatarlos y llevar a la justicia a los secuestradores. Vergüenza les debiera dar a las autoridades, que los ciudadanos tengan que hacerles el trabajo, y éstos siguen cobrando su salario al ciudadano por no hacer absolutamente nada. Lamentablemente el caso de Silvia Vargas y Fernando Martí son algunos de los casos de secuestros que trascendieron en los medios de comunicación, pero hay cientos de ciudadanos, que no son personajes públicos y no tienen los recursos ni los contactos para hacer su propia investigación. Recuerdo el caso de un señor que entrevisté el año pasado durante la marcha contra la inseguridad, en el que me comentaba que la Procuraduría General de la República, con un cinismo, le decía abiertamente que trajera algún tipo de evidencia que los condujera a una pista para dar con el paradero de su padre secuestrado.

A pesar de que Nelson Vargas fue agraviado por las autoridades, le pide a la sociedad que confiemos en éstas, pero la realidad es que hay que empezar hacernos la idea de que en algún momento tendremos que hacerle de Sherlock Holmes o del periodista estrella de la novela, Mikael Blomkvist, aunque suene exagerado.

Esta prohibida su publicación de forma total o parcial de cualquier forma o medio sin prevía autorización de su autor. D.R EquisY: Los ejes de la información 2009

Comentarios