Anular el voto es un derecho

“No me queda duda alguna de que este movimiento surgida de forma espontánea es fruto del hartazgo que sentimos todos ante el pobre nivel de política que se hace en este país[…]"

Por Gabriel Infante Carrillo
Columnista

Estamos a menos de un mes para que se lleven acabo las elecciones intermedias del 5 de julio, a diferencia de otras contiendas electorales, se percibe un gran desinterés por parte del electorado. Por otra lado, la convocatoria para la anulación del voto, que varios grupos cívicos, blogeros iniciaron en la red y que ha sido retomada por académicos y analista políticos y periodistas esta tomando fuerza a tal punto de que partidos políticos, autoridades electorales y personalidades como el ex consejero presidente del Instituto Federal Electoral (IFE), José Woldenberg, han salido a los medios de comunicación para expresa rechazo a esta campaña, afirmando que pone en riesgo la “democracia” y echa a la borda todos los esfuerzos que el país ha realizados a lo largo de casi 20 años para fortalecer la vida democrática de México.

Sin embargo, nosotros los ciudadanos tenemos muchas razones para estar molestos del sistema político y desconfiar de ésta, al no sentirse realmente representados; hemos agotado todas las opciones de manifestación para exigirles a los gobernantes y a la clase política para que nos den resultados sustanciales y dejen a un lado la politiquería, por lo que vemos como última opción legítima la anulación masiva del voto. Es claro que esta acción les afecta de forma más directa a la clase política de este país, pues lo que buscan estos es la legitimidad de parte la ciudadanía. Sólo se prevé que un 30% del electorado emitirá su voto para algún partido político, que normalmente se considera como el voto duro, es decir aquellos electores que están afiliados algún partido político, por lo que el restante se prevé que un 60% no acudirá a las urnas y un 10% anulará el voto.

En base a estos números la idea es elevar el número de votos nulos, ya que esta acción queda expresamente plasmada en papel, la inconformidad de la ciudadanía, a diferencia del abstencionismo, que es sinónimo de desinterés.

No me queda duda alguna de que este movimiento, surgida de forma espontánea es fruto del hartazgo que sentimos todos ante el pobre nivel de política que se hace en este país, y sobre todo sigue vigente en nuestro imaginario colectivo la polémica elección presidencial del 2006, que dejó en evidencia y sobre todo la sensación de que el voto no es respetado, el cual le costo la credibilidad del IFE, que hasta ese entonces era el ente público con mayor confiabilidad en el país. La forma de actuar de este organismo en estos últimos tres años ha dejado en claro de que no es independiente y que esta al servicios de los partidos políticos, por el simple hecho de que los consejeros electorales son elegidos por estos.

Respecto a los partidos políticos, tenemos bien en claro que su verdadera razón “social”, no es representar al electorado ni a los ciudadanos en general, sino quieren estar ahí por el poder y enriquecerse a costa nuestra. El ex consejero presidente del IFE, José Woldenberg, y que aplaudo su extraordinaria gestión al frente de este organismo, afirma que al anular el voto es dejar que otros decidan por nosotros. En realidad, como señala Sergio Aguayo Quezada, en su columna de opinión publicada en Reforma el pasado miércoles: “todos los partidos cortejan y compran el voto corporativo e ignoran al ciudadano independiente. ¿Cambiará eso si volvemos a darles el voto?” Creo que la respuesta es más que evidente ¡NO! Mientras que sigamos permitiéndoles sus abusos estos seguirán cometiéndolas por lo que debemos poner les un alto y darles un mensaje claro: ¡El que manda aquí somos nosotros, los ciudadanos! Basta de que sólo volteen hacia nosotros cuando quieren nuestro voto. Les dejo como reflexión ¿por qué a fuerzas tenemos que elegir por una opción si ninguna nos convence?

Esta prohibida su publicación de forma total o parcial de cualquier forma o medio sin prevía autorización de su autor. D.R EquisY: Los ejes de la información 2009

Comentarios

Don Rul dijo…
Coincido completamente. Yo publiqué un artículo sobre el mismo tema con monos y calcomanías en:
http://neuronaymedia.blogspot.com/