Por: Carlos Infante López
Colaborador invitado de Equis Y: Los ejes de la información
Ninguna razón o motivo justifica la comisión de actos ilícitos, ya sea con acciones violentas o los delitos de cuello blanco, que son en este caso de bajo perfil, casi siempre. México tiene el primer lugar, excluyendo países africanos, en relación al ejercicio de la acción penal contra la delincuencia. Distintas organizaciones calculan que 98% de las denuncias presentadas ante las autoridades judiciales no concluyen con la aprehensión de los culpables, menos aún, el cumplimiento de una sentencia. Este país vive en la impunidad, el aparato de justicia no funciona, es un escenario ya cercano a la ley de la selva. Asimismo, distintos cálculos y estimaciones consideran que 500,000 personas participan de manera activa en actos delincuenciales, secuestro, narcotráfico, robo a personas, prostitución, contrabando, piratería, tráfico de personas. Esta cifra representa casi el 5% de la población del país que todavía llamamos México.
Este país también se distingue a nivel internacional por el desigual ingreso personal, la clase pobre alcanza la estratosférica cifra de 45 millones de personas, equivalente a llenar el estadio Azteca 428 veces, al mismo tiempo, México tiene varios multimillonarios que aparecen en las listas de los más ricos de la revista Forbes, la clase política vive en una nube rodeada de privilegios, prebendas y siempre bajo la sospecha de los negocios al amparo del poder. Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía, ha declarado que Latinoamérica se distingue por un “capitalismo de compadres”, México, para no variar, sobresale en este capítulo.
La combinación de impunidad ante la ley y desigualdad económica ha creado un coctel de efectos ya no insospechados, sino reales, los factores de la economía se han acomodado para que lo que la economía no brinda, empleo, seguridad, estabilidad, se arrebate por medios no legales, el delito. La apuesta es que en el tiempo aquellos que delinquieron pasen a formar parte de una élite empresarial, o que sus problemas económicos queden resueltos, siempre y cuando no los atrapen, la probabilidad es del 2%. Un mayor equilibrio en la distribución del ingreso se está logrando a través de actos reprobables, injustificados, teñidos de violencia, una deformación adicional de “un capitalismo de compadres”, porque autoridades de distintos órdenes son cómplices de delincuentes o ellas mismas utilizan sus puestos para enriquecerse.
Salvo un milagro, México no tiene remedio, una “balcanización” del país es una solución no deseable pero dada la situación actual, es una alternativa menos traumática que seguir en una dinámica de violencia extrema con autoridades incapaces y ciudadanos hartos de vivir en el temor.
Foto: Revista Expansión
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