Un México dividido

"La gran pregunta que nos debemos hacer los mexicanos, es si formar parte de una federación política en las condiciones actuales, satisface las expectativas de la sociedad. La respuesta inmediata es – no -."
Colaborador especial de Equis Y
A pesar de que algunos servicios públicos funcionan, México ya debe ser clasificado como un estado fallido, entre otras razones, por el alto impacto de los actos delictivos a lo largo y ancho del país. Las fundadas sospechas de que funcionarios de los distintos niveles de gobierno son cómplices de grupos delincuenciales por comisión y omisión. El dinero del narcotráfico alcanza para sobornar a todos y todo, ante la negativa del soborno, los funcionarios están en grave riesgo de perder la vida. La delincuencia asesina a mansalva, la impunidad es rampante, los servicios de seguridad están rebasados, carecen de visión, estrategia, liderazgo, pero, eso sí, les sobran buenos propósitos, elocuentes discursos, majestuosas reuniones, al final los resultados son magros. México es un estado federado regido por una constitución política que ha sufrido más de 400 modificaciones en menos de un siglo. A lo largo de décadas, la constitución fue el instrumento en turno de los presidentes, que la acomodaban para satisfacer sus apetitos políticos, sin ninguna visión de estado.
La gran pregunta que nos debemos hacer los mexicanos, es si formar parte de una federación política en las condiciones actuales, satisface las expectativas de la sociedad. La respuesta inmediata es – no -. Por supuesto no hace sentido para un estado separarse de la federación en términos políticos, económicos y jurídicos por un problema coyuntural, pero ¿está México sufriendo un problema coyuntural? La opinión de quien suscribe, es que México ya vive un grave problema estructural que, podría ser superado en varios años, muchos, pero la sociedad no puede ser sometida a un largo proceso de desgaste, deterioro, impunidad, desprestigio interno y externo, crecimiento de la pobreza, una distribución del ingreso que se mantiene en los primeros lugares mundiales. Si alguien habla o escribe que un estado ya no quiere ser parte de la República Mexicana se le tilda de traidor, pero mantener a México postrado, sujeto a violencia extrema, sin estado de derecho, los ejemplos sobran, también es traición. En la reunión que el consejo nacional de seguridad sostuvo el jueves 21 de agosto, Felipe Calderón firmó los acuerdos como “testigo de honor”, posición que interpreto de absoluto desprecio, desinterés a los problemas de violencia e inclusive de cobardía de quien preside el poder ejecutivo, ¿necesitamos más pruebas de un estado fallido?
Nuevo León, estado industrioso con una pequeña frontera con los Estados Unidos podría tomar la iniciativa, darle las gracias a la federación de la que forma parte y buscar en términos pacíficos, labrar su propio destino, quedar separado de los problemas que la federación no quiere o puede resolver. Los riesgos son inmensos, pero no menores que ser parte de un estado fallido, manejado por una clase política inepta, contumaz, corrupta y profundamente anti-mexicana. El tiempo nos dirá si una separación de varios estados puede mejorar la triste situación de lo que todavía llamamos Estados Unidos Mexicanos.

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