Por: Gabriel Infante Carrillo
La situación de los perros callejeros es una plaga que va en aumento en la Ciudad de México, y parece no tener fin, la cual también constituye un problema de salud pública. Sin embargo, estos animales llevados por los Centros de Control Canino, mejor conocidos como perreras, corren con una muerte dolorosa, pues son sacrificados con shock eléctricos.
La semana pasada tuve la oportunidad de vivir de cerca la odisea de poder ingresar a una perra a un albergue, que llego a las puertas de la privada donde vivo, y la cual pensé que iba ser sencillo, ya que conocía un centro de adopción llamada “Cambia un Destino”, pero me lleve una gran sorpresa, al ser informado de que sólo los reciben a través de los albergues, y que éstos están saturados, por lo que me recomendaron a que llamara a un centro llamada “Socorrismo Animal”, pero de socorrismo no tiene nada, pues lo único que hacen es aplicarles una inyección letal, y no se hacen cargo del cadáver del animal. Tras conocer esta información, pensé que estaba todo perdido y que esta perrita, juguetona, cariñosa y sobre todo agradecida, tras haberla sacado de la perrera, que fue llevada tras la denuncia de un vecino. Afortunadamente el sábado se logro ingresarla a un albergue que se va encargar de ponerla en adopción.
Lo anterior me lleva a la conclusión de que la situación de los perros callejeros debe atenderse de manera inmediata por las autoridades y por la ciudadanía. Por un lado, la autoridad debe hacer una ley para impedir el sacrificio de estos animales y promover la cultura de la adopción y concientizar la enorme responsabilidad que implica tener una mascota en casa; pues el abandono de estos animales ha contribuido al crecimiento desenfrenado de la población canina en las calles de la ciudad. Por su parte, la ciudadanía debe estar conciente que tener un animal en casa, de entrada, significa que es un miembro más de la familia, por lo que implica un gasto, que requiere de cuidados y de un espacio propicio para el desarrollo de este. El sacrificar a estos animales no ataca a fondo este problema, mientras que siga habiendo ciudadanos inconcientes que abandonan su mascotas por las razones que sean.
EquisY Radio
La situación de los perros callejeros es una plaga que va en aumento en la Ciudad de México, y parece no tener fin, la cual también constituye un problema de salud pública. Sin embargo, estos animales llevados por los Centros de Control Canino, mejor conocidos como perreras, corren con una muerte dolorosa, pues son sacrificados con shock eléctricos.
La semana pasada tuve la oportunidad de vivir de cerca la odisea de poder ingresar a una perra a un albergue, que llego a las puertas de la privada donde vivo, y la cual pensé que iba ser sencillo, ya que conocía un centro de adopción llamada “Cambia un Destino”, pero me lleve una gran sorpresa, al ser informado de que sólo los reciben a través de los albergues, y que éstos están saturados, por lo que me recomendaron a que llamara a un centro llamada “Socorrismo Animal”, pero de socorrismo no tiene nada, pues lo único que hacen es aplicarles una inyección letal, y no se hacen cargo del cadáver del animal. Tras conocer esta información, pensé que estaba todo perdido y que esta perrita, juguetona, cariñosa y sobre todo agradecida, tras haberla sacado de la perrera, que fue llevada tras la denuncia de un vecino. Afortunadamente el sábado se logro ingresarla a un albergue que se va encargar de ponerla en adopción.
Lo anterior me lleva a la conclusión de que la situación de los perros callejeros debe atenderse de manera inmediata por las autoridades y por la ciudadanía. Por un lado, la autoridad debe hacer una ley para impedir el sacrificio de estos animales y promover la cultura de la adopción y concientizar la enorme responsabilidad que implica tener una mascota en casa; pues el abandono de estos animales ha contribuido al crecimiento desenfrenado de la población canina en las calles de la ciudad. Por su parte, la ciudadanía debe estar conciente que tener un animal en casa, de entrada, significa que es un miembro más de la familia, por lo que implica un gasto, que requiere de cuidados y de un espacio propicio para el desarrollo de este. El sacrificar a estos animales no ataca a fondo este problema, mientras que siga habiendo ciudadanos inconcientes que abandonan su mascotas por las razones que sean.
EquisY Radio
Comentarios