Por: Gabriel Infante Carrillo“Creo que para ejercer el periodismo, ante todo, hay que ser un buen hombre, o una buena mujer: buenos seres humanos. Las malas personas no pueden ser buenos periodistas. Si se es una buena persona se puede intentar comprender a los demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus dificultades, sus tragedias…”
Hace un año el mundo del periodismo estuvo de luto al perder, al que es considerado el máximo exponente de este oficio en el siglo XX, Ryszard Kapuscinski, un hombre que realmente amo con pasión este oficio y que se dedicó prácticamente toda su vida. Recorrió el mundo para mostrarnos la realidad social contemporánea, arriesgando su vida en varias ocasiones; burlándose de la censura impuesta por regímenes totalitarios, como la soviética; se adentró a la realidad de grupos sociales vulnerables, que son o han sido víctimas de atropellos e injusticias cometidas por gobiernos tiranos y por una sociedad adormecida; esto con la finalidad de informarnos, concientizarnos, y sobre todo lograr un mayor entendimiento de nuestro entorno para que seamos cada vez mejores seres humanos.
Kapu, como muchos colegas y amigos le decían, debe ser un referente obligado para todo periodista, para que impere un periodismo social, es decir, cercana a la gente y alejada del poder, que hoy en día es un mal que pervierte y prostituye al oficio. El periodista se debe a la gente, ya que son en primer lugar, la mejor fuente de información que un periodista puede contar, pues estos pueden brindar datos valiosísima para escribir un reportaje, una nota informativa, y en segundo lugar son los potenciales lectores y los que decidirán si van a leer y seguir a tal o cual periodista.
Una de las dificultades principales que enfrentan los comunicadores sociales, es la censura ejercida por el poder político, económico y de instituciones sociales, en la que por desgracia los grandes medios de comunicación se encuentra dentro de éstas, por lo que dificulta aún más la labor de los periodistas. Es una lucha y un sometimiento entre los patrones de los medios de comunicación (empresarios) y los peones (periodistas), y que normalmente este último junto con la sociedad son los grandes perdedores. Digo que la sociedad también se ve afectada, debido a que entre los periodistas y ésta existe (o debe de existir) un vínculo, ya que sin la gente, los periodista no podrá recabar información, pues éstos son, como ya dije, una fuente dispensable para la labor periodística, y sin los periodistas, se le esta negando a la sociedad el derecho a la información, en pocas palabras ambos son fuentes de información, sin embargo, la razón del periodistas es servir a la sociedad, es por eso que a los periodistas y a los profesionales de la comunicación se les conoce también como comunicadores sociales.
Kapuscinski comprendió la esencia de la función del periodismo y su legado es un ejemplo a seguir y tenerla siempre presente para todos aquellos que nos dedicamos a este generoso oficio. No me cabe la menor duda que Kapu fue un extraordinario ser humano, que llevó acabo un periodismo humanista, por lo que me atrevería afirmar, que será muy difícil que alguien más pueda tomar su lugar.
Los cínicos no sirven para este oficio: Sobre el buen periodismo
Ryszard Kapuscinski
Hace un año el mundo del periodismo estuvo de luto al perder, al que es considerado el máximo exponente de este oficio en el siglo XX, Ryszard Kapuscinski, un hombre que realmente amo con pasión este oficio y que se dedicó prácticamente toda su vida. Recorrió el mundo para mostrarnos la realidad social contemporánea, arriesgando su vida en varias ocasiones; burlándose de la censura impuesta por regímenes totalitarios, como la soviética; se adentró a la realidad de grupos sociales vulnerables, que son o han sido víctimas de atropellos e injusticias cometidas por gobiernos tiranos y por una sociedad adormecida; esto con la finalidad de informarnos, concientizarnos, y sobre todo lograr un mayor entendimiento de nuestro entorno para que seamos cada vez mejores seres humanos.
Kapu, como muchos colegas y amigos le decían, debe ser un referente obligado para todo periodista, para que impere un periodismo social, es decir, cercana a la gente y alejada del poder, que hoy en día es un mal que pervierte y prostituye al oficio. El periodista se debe a la gente, ya que son en primer lugar, la mejor fuente de información que un periodista puede contar, pues estos pueden brindar datos valiosísima para escribir un reportaje, una nota informativa, y en segundo lugar son los potenciales lectores y los que decidirán si van a leer y seguir a tal o cual periodista.
Una de las dificultades principales que enfrentan los comunicadores sociales, es la censura ejercida por el poder político, económico y de instituciones sociales, en la que por desgracia los grandes medios de comunicación se encuentra dentro de éstas, por lo que dificulta aún más la labor de los periodistas. Es una lucha y un sometimiento entre los patrones de los medios de comunicación (empresarios) y los peones (periodistas), y que normalmente este último junto con la sociedad son los grandes perdedores. Digo que la sociedad también se ve afectada, debido a que entre los periodistas y ésta existe (o debe de existir) un vínculo, ya que sin la gente, los periodista no podrá recabar información, pues éstos son, como ya dije, una fuente dispensable para la labor periodística, y sin los periodistas, se le esta negando a la sociedad el derecho a la información, en pocas palabras ambos son fuentes de información, sin embargo, la razón del periodistas es servir a la sociedad, es por eso que a los periodistas y a los profesionales de la comunicación se les conoce también como comunicadores sociales.
Kapuscinski comprendió la esencia de la función del periodismo y su legado es un ejemplo a seguir y tenerla siempre presente para todos aquellos que nos dedicamos a este generoso oficio. No me cabe la menor duda que Kapu fue un extraordinario ser humano, que llevó acabo un periodismo humanista, por lo que me atrevería afirmar, que será muy difícil que alguien más pueda tomar su lugar.
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